Entre
el silencio de un viaje, Metztitlán: El lugar de la Luna
"Los hombres y las mujeres solemos tener nuestro jardín secreto, pero para los hidalguenses la barranca de Metztitlán escondida tras sus cactáceas es también una puerta de entrada al paraíso de botánica"Elena Poniatowska
por:Jocelyn Gutierrez
A raiz de la información y la hermosas
regiones naturales que nos ofrece este precioso estado, decidí visitar Metztitlán ya
que es la cabecera municipal y cuenta con construcciones coloniales
que están dentro de la citada lista de los 100 monumentos más amenazados del
mundo.
El poblado se
localiza a 175 kilómetros de la Ciudad de México y 81 kilómetros de la ciudad
de Pachuca rumbo a Tampico. Es una carretera
con desesperantes curvas y un paisaje mezclado entre pinos en la
parte más alta Real del Monte, continuando hacia Atotonilco el
Grande, y hasta llegar al borde de la impresionante Barranca de Metztitlán,
al terminar de bajar por la carretera, se llega puente “Venados” que atraviesa
un río y a unos cuantos metros esta la desviación hacia Metztitlán. En el trayecto
la flora cambia dejándonos apreciar biznagas, “viejitos”, órganos, nopales y
demás cactáceas propias de la región, combinándose con vegetación un
tanto tropical. Después de media hora más llegamos al pie de la colina de Metztitlán.
Los habitantes prehispánicos de
este lugar adoraban a nuestro satélite natural y por eso mismo le dieron el
nombre de “Lugar de la Luna”: Metztitlán, este lugar que la naturaleza
dotó de belleza, la historia se encargó de hacerlo espectacular. Hoy en día,
además de la inmensa Vega llena de vegetación, el insuperable paisaje y su
preciosa laguna, existen cuatro conjuntos religiosos agustinos del siglo XVI,
ubicados en diversos puntos de la pared montañosa.
un lugar conocido por
muy pocos pero que ha sido declarado Reserva de la naturaleza
Cómo ya era hora de
la comida me dirigí al parque de la plaza principal dónde me deleite con unos
sabrosos “Tecocos”, mejor conocidos como tlacoyos, unas gorditas y algunos sopes, con el estómago satisfecho caminé
hacia el convento de “Los Santos
Reyes”. Al llegar al patio principal me percate de un silencio y quietud que
invita a relajarse y que en mucho tiempo no había tenido, yo creo que por esa
razón escogieron el lugar los Agustinos para instalar su convento. Esta arquitectura consta de un atrio enorme
rodeado por almenas, la parroquia y el convento.
El camino nos lleva
junto al pintoresco pueblo de Real del Monte, y continua a Huasca
de Ocampo, Atotonilco el Grande, siempre siguiendo
los señalamientos de Huejutla y Tampico, pasando el
Río Venados y el puente del mismo nombre, está la desviación hacia la Vega
de Metztitlán.
A pesar de estar en
la sierra, de pronto el paisaje parece tropical; los cactus y la tierra
seca y fría comienzan a cambiar por palmeras y toda una gran variedad de
plantas de clima cálido. Un paraíso perdido en medio de montaña. Tras media
hora más de camino se puede ver el final de la barranca, y ahí entre la
montaña, dominando el paisaje, se levanta algo que parece un palacio y que no
es otra cosa más que el Convento Agustino de los Santos Reyes.
Fiel al concepto
de ecoturismo, es importante aclarar que Metztitlán es un lugar
para ver, mucho más que para hacer cosas. El paisaje es el principal atractivo,
así como el contacto con la naturaleza y la apreciación de especies animales y
vegetales.
ya en el
convento destacan los vitrales, los frescos y el retablo barroco
detrás del altar. Junto al templo está el patio claustral, donde vivían los
monjes; ahí podemos internarnos a través de pasillos obscuros y misteriosos
para explorar, llegar a la parte del coro e incluso encontrar las escaleras que
llevan al techo y al campanario. ¿Cuántas veces hemos estado en el techo de un
convento, parados junto a las campanas? Desde ahí se domina todo el paisaje y
es inevitable el sentimiento de libertad.
Otro de los conjuntos
religiosos se encuentra en el mismo pueblo, La Comunidad, lo que hoy es la
cárcel está en lo que era el convento original del pueblo, mucho más pequeño,
pero con claustro y templo, por lo que se puede considerar convento;
aparentemente atacado muy seguido por inundaciones, razón por la cual se
construyó el de la montaña; aunque más pequeño, guarda características
similares con el de los Santos Reyes.
Otro atractivo
arquitectónico es el edificio conocido como la Tercena, ejemplo de la
mejor arquitectura civil del siglo XVI.
edificio
conocido como la Tercena, ejemplo de la mejor arquitectura civil del
siglo XVI.
Invita a
relajarse y que en mucho tiempo no había tenido, yo creo que por esa razón
escogieron el lugar los Agustinos para instalar su convento.
Esta construcción consta de un atrio enorme rodeado por almenas, la
parroquia y el convento. Su construcción data entre 1553 y 1569, se
destaca la portada principal de la iglesia de estilo plateresco, de origen
español dentro de la corriente renacentista y que fue muy utilizada por los
agustinos en la construcción de sus conventos.
Al regreso a la plaza
principal, a unos cuantos metros del ex-convento me tope con
una construcción llamada “La Tercena”, es
una construcción civil de las más antiguas que existen actualmente.
Su construcción se realizó entre 1537 y 1540, pudo haberse utilizado
para la recaudación de diezmos y tributos y hasta como almacén.
No pude acceder pues
se encuentra en proceso de restauración ya que al igual que el Convento de la
Compañía y el de los Santo Reyes se encuentran en un programa de restauración
que durante dos años tendrá la intervención de la World Monuments Found por
estar inscritos en la lista de los cien monumentos más amenazados del mundo.
la Vega en medio de
un paisaje que parece no tener fin y no llevar a ningún lado
Seguimos por el mismo
camino, nos alejamos de la Vega en medio de un paisaje que parece no tener fin
y no llevar a ningún lado; pasamos por un puente buscando las indicaciones de
San Cristóbal, donde además de un convento menor, comienza una accidentada pero
segura brecha, pegada a la escarpada montaña que finalmente nos conducirá a la
escondida Laguna de Metztitlán; perfecto lugar para acampar y practicar
pesca deportiva o simplemente deleitarse con la maravilla de la naturaleza.
Esta laguna se formó hace miles de años, cuando el temblor del que hablamos al
principio destruyó la montaña y desvió el curso del río.
Su accidentada
geografía fue seguramente lo que provocó que muchas especies quedaran
protegidas en la Vega, al grado de que hoy en día es hogar de 93 tipos de aves,
16 de mamíferos y varias especies de peces. En la laguna
de Metztitlán habita el achequiliche, ave acuática única en su
género. La fauna también hace su aparición, ya que se han registrado 11
variedades de agave, 12 de yerbas y más de 60 especies de plantas
desérticas, algunas endémicas (exclusivas) de la zona.
su biodiversidad con buen grado
de conservación, su alto nivel de endemismo
La Reserva de
la Biosfera Barranca de Metztitlán se localiza al
centro este del Estado de Hidalgo, incluye los municipios
de:
Acatlán
Atotonilco el Grande
Eloxochitlán, Huasca
de Ocampo
Metepec, Metztitlán
San
Agustín Metzquititlán
Zacualtipán de Ángeles
Se ubica en la región hidrológica número 26 del río Pánuco, presenta
gradientes latitudinales que van desde los 1,000 hasta los 2,000
metros y es hábitat de un conjunto de ecosistemas frágiles de zonas áridas que
contienen una gran riqueza en flora y fauna silvestre de importancia biológica,
científica, económica, social y cultural.
La fauna se
encuentra representada por diferentes especies de mamíferos, aves,
reptiles y anfibios, en este último grupo, la mayoría endémicos de México.
La presencia de
ecosistemas acuáticos; todo esto aunado a la gran riqueza cultural por la
existencia de construcciones históricas.